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tropo sutil - la ironía y su mundo :->

Un articulo interesante sobre solapas de libros....

Esta semana, como cada mes, compré la revista QUE LEER, y como casi siempre, un artículo que me llamo bastante la atención, así que en lugar de escribir algo parecido aqui os dejo dicho artículo :o)

Con todo eso de los derechos de autores, incluyo todos los datos del artículo, esperando que no sea delito compartir un texto agradable, ameno, y gracioso.

Texto de RAFAEL REIG de la revista QUE LEER (tema del mes)

Sin ninguna duda…. el género literario más popular es el de solapas. Se leen veinte solapas por cada libro. De hecho, hay quien lee única y exclusivamente cuartas de cubierta. Por su contenido, su desvergüenza y sus características formales, la solapa solo puede compararse a la sección de Contactos o Relax del periódico: piezas breves que atraen la atención del cliente para que se lleve el Libro a su domicilio u hotel.

El lector sabe que es imposible que todos los escritores hayan renovado el concepto tradicional de novela y que todas esas señoritas sean, como aseguran los anuncios, universitarias no profesionales. Aceptamos esas no profesionales que reciben Visa, pulpo como animal de compañía y a los autores que conceden cientos de entrevistas para explicarnos cuánto detestan la popularidad. Los géneros tienen sus convenciones y sus propios códigos. Un caballero no necesita que le expliquen lo que es ‘francés completo” o “beso negro” ni lo que significa “una obra exigente y sin concesiones”; es decir: una novela aburrida, un tostón que cuesta trabajo leer, pero que luego se puede presumir de haber leído. Si, cuesta creer que haya lectores que aprecien las novelas “exigentes” y sin concesiones; pero ¿acaso no hay a quien lo tienta un “ama pérfida” y la “disciplina inglesa”? Las solapas, como el resto de los anuncios de relax, se dividen en dos grandes grupos.

Cualidades del autor

La primera opción es anunciar las cualidades del autor. Las convenciones del género exigen que siempre sean travestís superdotados, jóvenes revelaciones, 120 de pecho, críticos implacables de la sociedad o casadas insatisfechas. Hay quien ofrece piercing en clítoris como hay quien asegura haber sido corresponsal en todas las guerras desde las Termópilas. A veces el autor todavía nos recibe semidesnudo o vive apartado de la ciudad en una masía del Empordà, pero ahora lo que más se lleva son las “colegialas con faldita, rasuradas y sin bragas” y los autores que pasan “largas temporadas en Nueva York”. Hoy por hoy, al español medio parece que le pone que su autor favorito (Muñoz Molina, Ray Loriga, etcétera) haya estado de verdad en un sitio que sale mucho en las películas. Esto es el no va más, el equivalente al ‘chica playboy demostrable’ o “famosa TV demostrable”.

Prestaciones argumentales.

La segunda opción son las prestaciones argumentales: hay quien ofrece “un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad” (Ruiz Zafón> o “griego profundo y francés tragando”. Se puede incluir un tedioso resumen de la trama: “Te recibo con mi falda de cole. Al llegar, si quieres, me arrodillo y terminas en mí boca (me lo trago todo, etcétera. O puede ser algo más original y excitante, como Javier Marías: “El protagonista regresa a Inglaterra, en cuya Universidad de Oxford había enseñado muchos años atrás, y allí descubre que, según Sir Peter Wheeler, viejo profesor retirado..,”, etcétera. El lector ya sabe a qué atenerse. El que llama a “¡¡Carnívora!! Licenciada en castigo corporal. También enemas” confía en disfrutar de esos placeres insólitos que promete un libro de Julián Ríos, en el que hay “palabras como larvas que se funden entre si, creando nuevos significados”. Las solapas más recientes, en la estela de Cercas, ofrecen carretadas de autoficción, igual que los anuncios ahora añaden: “Me masturbo delante de ti” o “Mira cómo juego con mis amigas”. Con todo, aun sigue teniendo éxito el muy manoseado territorio mítico Un autor que cuente con su propio territorio mítico es como un travestí que garantice veinte centímetros: un valor seguro, un sólido patrimonio para apoyar la cabeza.
Por cierto, hablando de tamaño, de un tiempo a esta parte hacen los libros más grandes (para que se vean mejor en las estanterías) y los adjetivos de las cuartas de cubiertas son cada vez más supercalifragilísticos. Todos los escritores son “imprescindibles’ y cuentan con “exuberantes supertetas”.
Ahora bien, si las solapas son el equivalente a los anuncios de la sección de Relax, ¿estoy insinuando acaso que la literatura es una forma de prostitución encubierta o solapada? ¿Que la literatura se ha convertido en una forma degradada y mercantil de entretenimiento? ¡Quita, quita, ni mucho menos, cómo se me iba a ocurrir semejante idea!

OCTUBRE 2004

Tropo Sutil ;->

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